Este elemento de seguridad tan discutido y repudiado por los fanáticos de la Fórmula 1 se encarga en cada accidente de confirmar que es muy eficiente
El halo, esa pieza de titanio situada por encima del cockpit de los monoplazas de F1 para proteger al piloto, volvió a cumplir con su función el pasado domingo en el espectacular accidente producido después de la largada del GP de Gran Bretaña, en Silverstone, donde el piloto chino Guanyu Zhou (Alfa Romeo) fue el principal protagonista de este fuerte golpe.
Criticado por varias razones a su llegada, por su forma antiestética y por su impacto en la visibilidad de los pilotos y espectadores, el halo dio prueba una vez más este domingo de su eficacia.
Fabricado en Titanio Grado 5, una aleación ultra resistente, poco deformable y de bajo peso y muy utilizada en la industria aeroespacial. Tiene forma de semicírculo y rodea la cabeza del piloto. Es de titanio y pesa alrededor de 9 kilos. Su función es proteger la integridad del piloto al no permitir que un golpe de un neumático suelto, por ejemplo, a que un monoplaza se monte sobre otro.
“Estoy OK, todo está claro. El halo me salvó”, declaró el piloto chino Zhou Guanyu en su cuenta de Twitter poco después de haber abandonado el centro médico del circuito británico.
